MINDFULNESS
Una filosofia de vida!
Mindfulness es una filosofía de vida procedente del Budismo Zen, siendo para éste el encuentro del Aquí y el Ahora, la base fundamental para tener una vida plena.
El Mindfulness o Atención plena es una práctica de la que tomamos consciencia de las distintas facetas de nuestra experiencia en el momento presente. Podemos aprender a ser conscientes de cómo nos movemos, como nos sentimos (tanto física como emocionalmente), y cómo respondemos o reaccionamos ante cada momento de la vida.
Se trata de observar sin juzgar, sin criticar, sin valoración alguna sino aceptando la experiencia tal y como está aconteciendo.
Cultivando la atención consciente, podemos aprender a tener mucha más sensibilidad para el proceso de reacción casi permanente que experimentamos en respuesta a todo lo que nos afecta en la vida
ELEMENTOS PRINCIPALES DEL MINDFULNESS
- El momento presente, “el Aquí y el Ahora”
El ahora no tiene tiempo, no es tiempo, sino ¡nuestra vida misma! El Aquí no tiene espacio, no es espacio, sino ¡la realidad misma!.
Consiste en sentir las cosas tal y como están sucediendo, momento a momento sin pretender ejercer ningún control sobre ellas. Es decir, la persona que usa esta técnica no se centra en un pensamiento para modificarlo, sino que se centra en un pensamiento, actividad, imagen mental, etc. en sí mismo, sin pretender cambiarlo ni hacerlo desaparecer. Eso ayuda a aceptar las experiencias tal y como son, sintiendo lo que sucede, sin huir, incluso aunque se trate de una emoción desagradable. Eso permite que lo que ha de suceder, suceda de un modo completo, dejando que cada experiencia sea vivida en su momento, en el presente.
- Vivenciar la experiencia y los hechos
Consiste en centrarse en lo que se está viviendo, en vez de centrarse en las interpretaciones que pueden hacerse de dicha experiencia. La persona se centra en lo que siente y percibe, sin usar el lenguaje para interpretarlo o traducirlo, pues el lenguaje puede sustituir a lo real, lo hace uniforme y lo enmarca en cuadros predefinidos y estereotipados. Por tanto, la persona se limita a observar y sentir lo que aquello que observa le sugiere, dejando que unas sensaciones lleven a otras de un modo natural, sin ejercer control alguno.
- Aceptación de la experiencia de forma natural
Durante el Mindfulness, la experiencia se acepta tal y como es, tanto si es positiva como si es negativa, tanto si es agradable como si resulta desagradable, aceptando las experiencias como naturales, como un observador que abriera tu mente y observara lo que en ella hay, sin valorar ni juzgar, sin decir “esto está bien” “esto está mal, “esto es horrible”, “esto es maravillo”, “esto es sucio”… Se acepta tanto la experiencia como las reacciones a ellas, considerándolas naturales y normales. Así pues, las emociones negativas se ven como normales, no como algo horrible de lo que hay que huir, sino como parte de una experiencia humana que es necesario vivir.
- Renunciar al control
La aceptación implica renunciar al control. En vez de tratar de controlar las reacciones (como llanto, etc.) o emociones, debe experimentarlas tal y como se producen. Es decir, el objetivo no es reducir (controlar) el malestar (ira, tristeza, culpa, miedo…) sino experimentarlos tal y como aparecen.
- Elección de las experiencias
Las personas eligen con qué experiencias quieren usar esta técnica, es decir, eligen en qué desean centrarse. Una vez que han elegido la situación, han de vivirla tal y como es, aceptando todo lo que acontezca (las emociones, ideas, imágenes mentales, deseos, etc. que surjan durante la experiencia).
ELEMENTOS CLAVES DEL MINDFULNESS, según Germer (2004), estos son:
- No conceptual, esto es prestar atención y conciencia sin centrarse en los procesos de pensamiento implicado.
- Centrado en el presente: el Mindfulness siempre se da en y sobre el momento presente;
- No valorativo, no puede experimentarse plenamente algo que se desea que sea otro.
- Intencional, siempre hay una intención directa de centrarse en algo, y de volver a ello si por algún motivo se ha alejado.
- Observación participativa, no es una observación distanciada o ajena, debe implicar lo más profundamente la mente y el cuerpo.
- No verbal, la experiencia mindfulness no tiene un referente verbal sino emocional y sensorial.
- Exploratorio, abierto a la experimentación sensorial y perceptiva.
- Liberador, cada momento de experiencia vivida plenamente es una experiencia de libertad.
Conceptos relacionados de Mindfulness – Autocompasión – Compasión
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Definición de compasión
Para tener compasión por los demás, primero se tiene que notar que están sufriendo. Si no haces caso, por ejemplo, a esa persona sin hogar que está en la calle, no puedes sentir compasión por lo difícil que deber ser su experiencia vital.
En segundo lugar, la compasión implica sentirse conmovido por el sufrimiento de los demás para que tu corazón responda a su dolor (la palabra compasión significa literalmente “sufrir con”). Cuando esto ocurre, sientes la calidez, el cuidado, y el deseo de ayudar a la persona que sufre de alguna manera.
Tener compasión significa también que ofreces comprensión y bondad hacia los demás cuando fallan o cometen errores, en lugar de juzgarlos con severidad. Por último, cuando sientes compasión por otro (en lugar de la mera lástima), significa que te das cuenta de que el sufrimiento, el fracaso y la imperfección son parte de la experiencia humana compartida. La compasión es desear a otra persona que se libere del sufrimiento.
Y esto nos lleva a actuar para aliviar un poco o en la medida de nuestras posibilidades a ese otro ser humano que está sufriendo. Y esa ayuda se puede convertir en una colaboración mutua que permita conseguir objetivos.
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Definición de Autocompasión
Tener compasión por uno mismo no es realmente diferente de tener compasión por los demás.
En este sentido, autocompasión implica actuar de esa misma manera hacia ti mismo cuando estás teniendo un momento difícil, cuando fallas, o notas algo que no te gusta de ti mismo. En lugar de simplemente ignorar el dolor,te permites decirte a ti mismo “esto es realmente difícil en este momento, ¿cómo puedo consolarme y cuidar de mí mismo en este momento?”.
Es decir, en lugar de ignorarte, o lo que es peor, juzgarte y criticarte sin piedad por tus deficiencias, la autocompasión significa que vas a ser amable y comprensivo cuando te enfrentas a tus errores personales.
Lo importante aceptar la propia humanidad. Las cosas no siempre salen como tú quieres. Te encontrarás con frustraciones, habrá pérdidas, cometerás errores, y te vas a topar con tus limitaciones y la caída de tus ideales.
Esta es la condición humana, una realidad compartida por todos nosotros. Cuanto más abres tu corazón a esta realidad en lugar de estar constantemente luchando contra ella, más serás capaz de sentir compasión por ti mismo y todos tus congéneres en la experiencia de la vida.
Los tres elementos de la autocompasión
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Bondad con uno mismo
. Autocompasión implica ser cálido y comprensivo hacia nosotros mismos cuando sufrimos, nos rechazan o nos sentimos inadecuados, en lugar de ignorar nuestro dolor o flagelarnos con la autocrítica. Cuando hay autocompasión reconocemos que el ser humano es imperfecto y así, con todos nuestros defectos, va a ser inevitable experimentar dificultades en la vida, por lo que hemos de tender a ser amables con nosotros mismos cuando nos enfrentemos a experiencias dolorosas, en lugar de enojarnos cuando la vida no está a la altura de los ideales establecidos.
- Humanidad compartida La frustración por no tener las cosas exactamente como queremos, suele ir acompañada de un sentimiento irracional pero penetrante de aislamiento: es como si “yo” fuera la única persona que sufriera o cometiera errores; sin embargo, todos los seres humanos sufren. La propia definición de ser “humano” significa que uno es mortal, vulnerable e imperfecto. Por lo tanto, la autocompasión implica reconocer que el sufrimiento y la inadecuación personal es parte de la experiencia de humanidad compartida: “algo que todos pasamos” en lugar de ser algo que sólo me pasa a “mí”. También significa reconocer que los pensamientos, sentimientos y acciones se ven afectadas por factores “externos”, como la historia de crianza de los hijos, la cultura, las condiciones genéticas y ambientales, así como el comportamiento y las expectativas de los demás. Muchos aspectos de nosotros mismos y de las circunstancias de nuestras vidas no son de nuestra elección, sino que provienen de innumerables factores (genéticos y / o ambientales) sobre los que tenemos muy poco control. Por lo tanto, al reconocer nuestra interdependencia esencial, los fracasos y dificultades de la vida no tienen que ser tomados como algo personal, sino que se pueden reconocer y admitir sin prejuicios, con compasión y comprensión.
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Mindfulness (atención plena)
La autocompasión también requiere un enfoque equilibrado sobre nuestras emociones negativas para que los sentimientos no sean ni suprimidos ni exagerados. Esta postura equilibrada proviene del proceso de relacionar experiencias personales con los de otras personas que también están sufriendo, poniendo nuestra propia situación en una perspectiva más amplia. También se deriva de la voluntad de observar nuestros pensamientos y emociones negativas con franqueza y claridad, de modo que se mantengan en la conciencia viva. La atención plena es un estado mental no-crítico, receptivo en el que se observan los pensamientos y sentimientos tal como son, sin tratar de suprimirlos o negarlos. No podemos ignorar nuestro dolor y sentir compasión por ello a la vez. Al mismo tiempo, la atención plena requiere que el estado mental no se haya “sobre-identificado” con pensamientos y sentimientos, de manera que resultemos atrapados y arrastrados por una reactividad negativa.
- La práctica de la autocompasión
Es la práctica de una repetida evocación de buena voluntad para con nosotros mismos, especialmente cuando estamos sufriendo o nos sentimos inapropiados, cultivando así el deseo de que todos los seres vivan felices y libres de sufrimiento.
- Lo que No es Autocompasión
No es lástima. Cuando las personas sienten lástima de sí mismas, se ven inmersas en sus propios problemas y se olvidan que los demás tienen problemas similares. Sin embargo, la autocompasión le permite a uno ver las experiencias relacionadas con el “yo y el otro” sin tales sentimientos de aislamiento y desconexión. Asimismo, los individuos que sienten lástima de sí mismos, a menudo se dejan llevar (son más manipulables) y se ven cada vez más envueltos en su propio drama emocional: no pueden dar un paso atrás y adoptar un punto de vista más equilibrado y objetivo.
En contraste con esta visión, encontramos la autocompasión: mediante la adopción de una perspectiva más compasiva hacia uno mismo, se proporciona el “espacio mental” necesario para reconocer el amplio contexto humano de la propia experiencia y para poner tales vivencias en una perspectiva más amplia. (“Sí, es muy difícil lo que estoy pasando en este momento, pero hay muchas otras personas que están pasando por un sufrimiento mucho mayor. Quizá, no vale la pena estar tan molesto por…”).
No es auto-indulgencia. La autocompasión es también muy diferente de la auto-indulgencia. Muchas personas dicen que se resisten a ser autocompasivas, porque tienen miedo de dejarse llevar por cualquier impulso. “Como hoy estoy estresado, para ser amable conmigo mismo voy a ver la televisión todo el día y comer un kilo de helado.” Esto, sin embargo, es auto-indulgencia, no autocompasión. Recuerda que ser compasivo con uno mismo implica que quieres ser feliz y tener salud, también a largo plazo.
En muchos casos, cuando nos damos placer, podemos llegar a perjudicar nuestro bienestar (por ejemplo: tomar drogas, comer en exceso, ser un adicto a la televisión), mientras que darse salud y felicidad duradera, a menudo implica un cierto grado de descontento (por ejemplo, dejar de fumar, hacer dieta, hacer ejercicio). La atención plena intrínseca a la compasión, proporciona una poderosa fuerza motivadora para el crecimiento y el cambio, a la vez que también proporciona la seguridad necesaria para ver el “yo” con claridad y sin miedo.